En esta entrada vamos a poner al límite la capacidad de nuestra máquina del tiempo para irnos a la Antigüedad. Cuando la gente iba en taparrabos y todo eso. Seguro que sabéis que, al principio, éramos nómadas. Entonces apareció la agricultura (oficialmente, un sistema sedentario-productor) y con ello, el desarrollo de las primeras civilizaciones. Pero ya antes apareció el conflicto organizado, que eso de darnos tortas nos viene de lejos. Los primeros objetivos fueron conseguir y proteger los recursos necesarios: terrenos de cultivo y pasto, agua, rutas de comercio, etc.
En aquellas guerras primitivas, un arma o, más concretamente, lo que hoy en día llamaríamos un sistema de armas, adquirió un enorme protagonismo: el carro de guerra. Desde la aparición de la rueda, el carro se convirtió paulatinamente en el arma de las élites combatientes. Vamos a darle un repaso a los carros de las primeras civilizaciones y a su empleo.
Introducción
Contamos con datos suficientes para asegurar que desde el Neolítico (¡hace entre catorce y siete mil años!) tienen lugar conflictos organizados que podemos definir como guerras. Partiendo de las mismas tácticas y armas que la caza, las batallas se limitaban a enfrentamientos de arqueros y lanceros en hordas sin orden ninguno.
En la Edad de los Metales (hasta hace unos tres mil años o así), la aparición de las primeras civilizaciones desarrolló la tecnología militar y aparecieron ejércitos de cierta entidad, más o menos profesionalizados y de los que dependía la supervivencia de estos incipientes Estados. Apareció también una cultura castrense.
Vamos a hablar de los carros de guerra, pero tenemos que pensar que se trata de un artículo complejo, fruto de la unión de tres elementos: el tiro, el vehículo y la dotación. Por eso antes lo he llamado «sistema de armas». Ya hemos dicho que había guerreros pero, antes de la aparición de los primeros carros, se tuvieron que domesticar los primeros animales de carga (o tracción) y, por supuesto, se tuvo que inventar la rueda.
El carro de guerra en Sumer
Sumer es considerada la primera civilización de la historia, hundiendo sus raíces en Mesopotamia por allá por el 5.000 a.C. Gracias al desarrollo agrícola aparecen las primeras ciudades, entre las que destaca Uruk donde, alrededor del 3.500 a.C., se inventó la rueda. Para que nosotros digamos que el Internet ha cambiado nuestras vidas…
Sumer, además de cuna de la rueda y algunas de las primeras formas de escritura, fue una gran potencia militar. Sus guerreros utilizaban el arco y la lanza pesada y combatían en formaciones cerradas de lanceros.
Sabiendo que los sumerios inventaron la rueda y que contaban con un ejército de entidad considerable, tan solo nos falta el tiro. El animal elegido fue el hemión de Siria, un asno de pequeña talla, vivaz y arisco. Vamos, el burro más «pesao» que te puedas echar a la cara.
Los carros sumerios fueron tirados por dos o cuatro hemiones en sus orígenes y cuatro en su desarrollo definitivo, el único que se utilizó en combate. El sistema de tracción consistía en unos toscos yugos para los animales centrales y correas para los exteriores.
En cuanto al vehículo, el carro de guerra sumerio constaba de una caja rectangular estrecha sobre cuatro ruedas macizas de madera de algo más de medio metro de diámetro. Los laterales de la caja eran elevados en el frente y los costados para ofrecer protección mientras que la parte trasera se reservaba para acceder con facilidad. Las ruedas estaban compuestas de tres tablas unidas entre sí, posiblemente envueltas en llantas de cuero.
Versiones anteriores, no utilizadas para la guerra, constaban de solo dos ruedas y una caja pequeña sobre la que el auriga iba sentado a horcajadas o de pie. Es posible que se utilizasen como correos.
La dotación de los carros de guerra era de dos hombres: el auriga y el guerrero propiamente dicho. Iban armados con jabalinas —armas arrojadizas con un alcance limitado— en un carcaj y hachas.
Como cabe esperar del primer carro de guerra de la historia, se trataba de una construcción poco económica, pues requería a cuatro animales y un auriga entrenados para conducir a un solo guerrero que tan solo portaba jabalinas. Además, resultaron plataformas poco maniobrables, lentas e inadecuadas para combatir sobre ellas en marcha.
El carro de guerra en Micenas
La civilización micénica, con capital —o al menos ciudad más importante— en la ciudad que le da nombre, dominó la Grecia continental entre el 1.600 y el 1.150 a.C., unos pocos siglos antes de la aparición de la falange helénica. A pesar de volcarse en el comercio marítimo, se trataba de una sociedad dominada por una nobleza guerrera y que dependió en gran parte de su ejército para sobrevivir.
El ejército micénico estuvo formado por lanceros pesados, guerreros armados con espadas, infantería ligera y carros. A partir del s. XIII a.C. adoptó unas fuerzas más ligeras en aras de la maniobrabilidad. Se enviaron tropas a las zonas costeras y se construyeron baluartes para proteger las ciudadelas. Probablemente este cambio se diera para protegerse de incursiones que, quizás, realizaran los conocidos como «Pueblos del Mar».
El carro de guerra en Micenas parece proceder de Oriente Próximo, pero tiene sustanciales diferencias que lo convierten en el primer carro de guerra ligero, a diferencia del de Sumer.
En cuanto al tiro, aparecen los caballos que, aunque de talla menor a los que estamos acostumbrados hoy en día, sustituyen a los hemiones y serán el animal de guerra del hombre durante varios milenios más. Los propios micénicos sabían montar a caballo, sin silla ni estribos. El carro micénico estaba tirado por dos animales.
En el vehículo, aparecen las ruedas de radios, que se mantuvieron en cuatro en la zona helénica a pesar de que en otras fueron aumentando en número. La caja tenía un refuerzo en su unión al timón y otro en la parte delantera. Y, como última característica singular, el único eje para sus dos ruedas se encontraba en el centro, equilibrando más el peso, pero perdiendo estabilidad.
En cuanto a la dotación, se habla de hasta tres ocupantes posiblemente armados con lanzas, aunque (luego te lo cuento) bien podrían ser menos.
El carro micénico es radicalmente distinto al sumerio, mucho más ligero, aunque sigue siendo bastante estable, y tirado por caballos.
El carro de guerra en Asiria
Asiria fue una civilización del norte de Mesopotamia con origen alrededor del s. XIX a.C. que convivió con Babilonia. De hecho, hubo periodos en los que formó parte de Babilonia y otros en los que la anexionó. Contaba con un ejército profesional reforzado por levas y en su apogeo llegó a dominar Egipto.
Sus guerreros funcionaban en binomios de infantería pesada y ligera. Los primeros eran piqueros con lanzas, espadas y casco y escudos metálicos. Los segundos eran arqueros con espada corta. Fueron, además, pioneros en unidades regulares de caballería y contaban con otros soldados especializados como ingenieros. También destacaron por su capacidad logística y de asediar ciudades.
Como gran potencia militar que eran, también desarrollaron el carro de guerra. Como los asirios tenían una buena caballería, buscaron en los carros las virtudes que le faltaban al caballo solo, desarrollando unos carros más pesados y robustos que sus contemporáneos.
El carro de guerra en Asiria comenzó siendo tirado por dos caballos, pero con el tiempo pasaron a la triga y a la cuadriga.
Esto les permitió emplear vehículos muy robustos, de planta cuadrada, timón bifurcado y refuerzos. La trasera posiblemente quedase protegida por un escudo. Las dos ruedas de radios sobre un único eje llegaban a alcanzar los 150cm de diámetro (¡la altura del pecho!).
El tamaño de los vehículos y su potencia propulsora permitió a los asirios contar con dotaciones de tres y hasta cuatro hombres: auriga, arquero, lancero y escudero.
El carro de guerra en Hatti
En la península de Anatolia, entre los siglos XVII y XII a.C., se desarrolló la civilización hitita, contemporánea de las de Babilonia y Egipto. Gracias a una hábil diplomacia y a su superioridad militar, dominó un gran imperio.
El ejército hitita tenía tropas permanentes en guarniciones (por entonces había muchos ejércitos que solo se reunían para las guerras) y se componía mayoritariamente de infantería armada con espadas cortas, lanzas y arcos y protegida por escudos y armadura de escamas de metal.
A diferencia del asirio, el carro de guerra hitita era muy ligero.
El tiro lo constituían dos caballos.
El vehículo, sobre dos ruedas de seis radios en un eje trasero que daba mayor estabilidad, llegó a alcanzar los 250cm de largo pero era muy liviano y podía ir recubierto de pieles o adornos.
El tamaño de los carros hititas les permitió evolucionar de las dotaciones de dos hombres a las de tres, armados con arcos y lanzas. El tercer hombre hacía las funciones de escudero.
El carro de guerra en Egipto
Este seguro que os lo estabais esperando. Estamos hartos de ver carros egipcios en las pelis. Y es normal; desde su unificación antes del 3.000 a.C. hasta que pasa a formar parte de Roma tras la victoria de Octavio en Actium (31 a.C.), Egipto fue una de las grandes potencias del mundo.
Su ejército comenzó basándose en la guardia personal del monarca reforzada por levas y arqueros mercenarios libios y nubios. La infantería se dividía en arqueros y lanceros. Durante el Imperio Medio apareció un ejército más potente, pero aún basado en levas y reforzado por unidades extranjeras.
Tras la invasión de los hicsos (s. XVII a.C.), los egipcios adoptaron muchas de sus armas y formas de combatir, ente las que se encontraban el poderoso arco compuesto, armaduras de láminas, puñales, espadas y los carros de guerra tirados por caballos. Con estos avances, durante el Imperio Nuevo, el ejército egipcio alcanzó su mayor desarrollo: organizado en grandes divisiones de 5.000 infantes, combatían empleando de forma coordinada las formaciones de lanceros con los carros. La infantería pasó a protegerse con grandes escudos, cubrecabezas y otras protecciones de cuero y cotas de malla, y a combatir con el arco compuesto, lanzas y jabalinas. El ejército se profesionalizó, teniendo una mayoría de voluntarios, aunque se mantuvieron el reclutamiento forzoso y las tropas mercenarias.
El carro de guerra egipcio es más ligero si cabe que el hitita: tirado por dos caballos, el vehículo consistía en una caja ligera apoyada en dos ruedas de radios (cuatro o más) que solo llevaba como dotación a un auriga y un arquero. Aunque pueda parecer un carro inferior a los que hemos tratado anteriormente, veremos que la combinación del carro ligero con el arco compuesto dará lugar al que posiblemente fue el carro de guerra más efectivo de la época.
Empleo de los carros de guerra
Descartados los dos primeros carros sumerios por su inexistente uso militar —o, al menos, en combate, si damos por cierto que se utilizaron como correos— el primer carro de guerra que vamos a ver es el carro sumerio tirado por cuatro hemiones.
El carro sumerio de guerra se trataba de un carro poco ágil y probablemente bastante pesado tanto por su construcción —ruedas macizas, yugo primitivo— como por el tiro —el arisco y pequeño hemión—. Además, el uso de la jabalina como arma apenas aportaba ventajas: un carro sumerio contaba con un guerrero armado con el mismo arma que podían lanzar los infantes del enemigo, que contarían con la ventaja de hacerlo desde una posición más estable. La protección del carro era casi inexistente aunque, si bien los animales no contaban con ninguna, debemos considerar que el auriga y el guerrero estaban algo protegidos tras la caja del vehículo, a pesar de que esta no tuviese ningún tipo de blindaje.
Por estas razones, parece complicado que fuese un arma de guerra eficaz. La carga de choque está descartada por la falta de protección de los animales y porque las armas elegidas, las jabalinas, estaban diseñadas para ser lanzadas, no empuñadas. En cuanto al empleo a distancia, como hemos dicho, el lanzamiento de una jabalina desde una plataforma móvil no aporta ninguna ventaja, más bien al contrario.
En resumen, se puede considerar que el carro sumerio era un arma principalmente psicológica. Para el que estaba al otro lado, que nunca había visto nada igual, ver esos trastos moverse probablemente imponía cierto respeto. También parece que era un arma de prestigio: un símbolo de posición social especialmente vinculada a la monarquía. Por último, un uso más puramente bélico podría haber sido el de persecución de un enemigo ya en retirada.
En la civilización micénica, las características del carro pueden darnos pistas sobre su uso. El eje central disminuía la estabilidad en comparación con los ejes atrasados que encontramos en otras civilizaciones. Pero también permitiría arrastrar cargas más pesadas, especialmente en la abrupta orografía griega. Puede ser un indicativo de que quizás no se usase como arma en batalla, aunque esto no quiere decir que no tuviese un uso militar.
Por otra parte, apenas se encuentran representaciones en las que aparezcan arcos en los carros micénicos, así que no parece que este arma se utilizase habitualmente desde los carros. Descartado también el uso del carro para cargas, ya que daría lugar a melés de las que ninguno de los contendientes obtendría ningún beneficio, quedaría la opción de que se combatiese con jabalinas, de forma similar a como hacían los sumerios.
Pero existe otra teoría, apoyada precisamente en la colocación central del eje de las ruedas, aparentemente más pensada para llevar grandes cargas que para maniobrar el carro agresivamente. Esta teoría mantiene que en la cultura micénica el carro combinaba su uso como símbolo de prestigio o estatus con un empleo más puramente bélico. En definitiva, el carro se usaría para transportar a guerreros de pesada armadura, principalmente nobles o reyes, hasta el campo de batalla, donde buscarían un combate individual con un enemigo de similares características. Sí que es verdad que hay un muy elevado número de carros documentados en los palacios de la época (difícil que hubiese tanto guerrero ricachón), pero es una opción.
Los asirios utilizaron uno de los carros más pesados de la época. La aparición de la caballería hizo que el carro asirio se desarrollase en este sentido porque la caballería realizaba las labores que en otras culturas se atribuían al carro. Sus carros llegaron a contar con tres combatientes (arquero, lancero y escudero) además del auriga, convirtiéndolos en los más eficientes, al menos en relación combatientes por carro.
La construcción de estos carros —más robustos, cajas más elevadas, incluso con escudos para proteger la trasera— y su dotación los convierte en el primer carro de guerra que posiblemente fuese utilizado para funciones de choque, de forma similar a como lo sería la caballería siglos después. Probablemente lo hicieran principalmente en ataques de flanqueo. De forma similar a sus contemporáneos, mantendrían como función la persecución de enemigos en retirada.
A pesar de este nuevo uso y teniendo en cuenta que las cargas nunca podrían ser frontales contra otra fila de vehículos —por evitar la inútil melé que te decía antes—, probablemente la principal función de los carros asirios sería el impacto psicológico unido al efecto de las flechas.
Por su parte, el carro de guerra hitita era radicalmente distinto al asirio. Aunque muy liviano y tirado por tan solo dos caballos, evolucionó hasta portar a tres hombres. Su empleo se basó en aprovechar esa ventaja de maniobrabilidad y ligereza: la rapidez y los desplazamientos nocturnos les permitieron realizar ataques por sorpresa con resultados extraordinarios. A mí me recuerda al torna-fuye de la caballería ligera musulmana en la Península.
Por último, el carro en Egipto fue el más desarrollado. La razón es relativamente sencilla: la combinación con el arco compuesto, de alcance mucho mayor al arco tradicional. Se trataba de un carro ligero, con un tiro de dos caballos y solo dos tripulantes: auriga y arquero. Apoyado en su mejor maniobrabilidad usaba tácticas de hostigamiento y persecución. Primero, hostigaban a distancia para reducir la moral e intentar romper la formación enemiga y, a continuación, probablemente tras el ataque de la infantería propia, cargarían para hacer huir a un enemigo ya desordenado para posteriormente perseguirlo en retirada.
Por supuesto, el carro siguió siendo un símbolo de prestigio, utilizado además de en la guerra en la vida diaria.
Conclusiones
El carro de guerra fue un arma usada asiduamente por las grandes potencias en la Antigüedad. Aunque era un símbolo de estatus social, se utilizó para la guerra con mayor o menor éxito. En algunos casos se trataba principalmente de un arma psicológica, pero en los más avanzados llegó a conformar las columnas vertebrales de los ejércitos.
El distinto desarrollo en las diferentes culturas, y las combinaciones con el resto de elementos de los ejércitos, como la caballería, dieron lugar a usos muy distintos para los carros, aunque en casi todos se aprovechó su velocidad para utilizarlo como medio de persecución.
Pues hasta aquí los carros de guerra en la Antigüedad. Espero que os haya gustado.
¡Un saludo, dotación!
P.D.: si no quieres perderte más entradas de este tipo (y solo de este tipo, no te bombardearé con otras cosas), pincha aquí. Podrás darte de baja en cualquier momento.
Bibliografía
Quesada Sanz, Fernando. El carro sumerio.
Quesada Sanz, Fernando. El carro de guerra en el mundo micénico. Desperta Ferro.
Quesada Sanz, Fernando. Del carro a la caballería en Asiria. Desperta Ferro.
Quesada Sanz, Fernando. El carro de guerra en batalla. Una revisión crítica. Desperta Ferro.
Quesada Sanz, Fernando. Carros en el antiguo Mediterráneo: de los orígenes a Roma. E. Galán (ed.), Historia del carruaje en España (2005).
Ruiz Cabrero, Luis Alberto. Hititas. El poder de los carros de guerra.
Sánchez Sanz, Arturo. Los ejércitos micénicos, Revista de Historia Militar Número 113 (2013), pp. 177-212 ISSN: 0482-5748.
Magnífico artículo, como todos los suyos. Tan sólo una fe de errata (al menos así lo creo): la batalla de Actium supuso el fin del segundo Triunvirato y enfrentó a Octavio con Marco Antonio. Si se refiere a Julio César, éste había fallecido ya en el 44 AC. Un saludo.